El 25 de noviembre, el presidente electo de EE. UU., Donald Trump, anunció que se impondrá un arancel del 25% a todos los productos que ingresen a los Estados Unidos desde México y Canadá. Además, Trump también declaró un arancel adicional del 10% a los productos chinos.

Trump había sugerido previamente un arancel universal del 10% a todos los productos importados en una entrevista del año pasado. En noviembre, un estudio de la Federación Nacional de Minoristas (NRF) señaló que, si se implementa el nuevo plan de aranceles de Trump, los consumidores estadounidenses podrían perder hasta 78 mil millones de dólares en poder adquisitivo anual. El estudio indica que estos aranceles afectarán a categorías de bienes de consumo como ropa, juguetes, muebles, electrodomésticos, calzado y productos para viajar.

Un análisis de Reuters señala que, en los últimos años, los consumidores estadounidenses se han vuelto más frugales, reduciendo los gastos no esenciales, lo que ha presionado a los minoristas y a las empresas de bienes de consumo. Jonathan Gold, vicepresidente de la cadena de suministro y la política aduanera de la Federación Nacional de Minoristas, afirmó que los minoristas dependen de los productos importados y los componentes de fabricación para ofrecer una amplia gama de productos a precios razonables. Si se implementan estos aranceles a las importaciones, se ejercerá una carga económica mayor sobre las familias de bajos ingresos, ya que los aranceles eventualmente se trasladarán a los consumidores, lo que provocará un aumento en los precios.